VISITANDO AL REY… una historia por Sharifruddin Harris

Visitando al Rey, relato de Sharifruddin Harris de una extraordinaria experiencia de sueño…

Hace muchos años, solía yo dedicar mucho tiempo a estar en casa de John Cooke en Carmel Highlands, California, donde había sido abierto y donde el grupo hacía latihan. Me convertí en miembro de su círculo íntimo, quienes a veces experimentaban con tablas de Güija. Durante una de esas noches con la tabla de Güija, los espíritus contactados, o lo que pudiéramos asumir era nuestro propio subconsciente comenzó a hacernos preguntas. Una de estas que estaba dirigida a cualquiera de nosotros era ¿Quién llevará el mensaje al rey? Yo lo llevaré, dije ¿Qué es?

La respuesta fue, ‘Lo sabrás en el momento oportuno’.

Lo olvidé todo hasta once años después, justamente luego de casarme con Sulfiati. Fue entonces cuando tuve un muy fuerte y claro sueño. En este sueño yo era parte de una pequeña aldea que sufría de intensa pobreza y los ancianos habían solicitado una reunión para ver si podían encontrar a alguien que pudiera llevar un mensaje al rey, que de seguro enviaría ayuda y supiera de nuestro aprieto. En el sueño yo solo tenía once años, pero gritaba que le llevaría el mensaje al rey. La respuesta fue la risa generalizada, y dijeron que si los hombres no se arriesgaban a hacer la travesía, no me dejarían intentar. Entonces, cuando todos se habían ido a la cama, una anciana abuela vino a mí calladamente y dijo, ‘Es correcto que vayas, así que toma este paquete de suministros que he preparado para ti y vete ahora mismo, para que nadie te eche de menos hasta la mañana y para ese entonces será demasiado tarde para encontrarte’.

Al amanecer noté que un lobo me observaba, pero mi miedo de ser atacado y comido  disminuyó cuando recordé que llevaba un paquete de comida, así que lo abrí y tiré un poco hacía él. Él vino y se lo comió, luego nuevamente se movió cerca de mí. Mi miedo pareció haberse desvanecido y simplemente se echó cerca de donde estaba. Se convirtió en mi compañero y protector de viaje y nos ayudó a ambos a encontrar comida

Después de una búsqueda de cerca de una semana sin señal alguna de donde pudiéramos encontrar al rey, llegamos a una colina y estábamos mirando a un valle con muchas fogatas. Cuando nos encontramos con la gente reunida en estos campamentos descubrimos que todos estaban buscando al rey y nadie tenía clave alguna de donde buscar a continuación. En unos pocos días a todos se nos solicitó reunirnos  y se nos dijo. El rey sabe que ustedes están aquí y por qué, así que él enviará a un guía para que los lleve. Todos estaban muy excitados y comenzaron a hacer planes de cómo acercarse al rey y presentarle sus necesidades.

El día en que el  guía llegó yo estaba sorprendido, aunque no del todo, de ver que era Bapak Mohammed Subuh. Él hizo un movimiento con las manos para que lo siguiéramos y simplemente dijo, ‘Vengan’. Entonces muchos de nosotros seguimos el camino que él había tomado, mientras otros se escurrieron buscando sus pertenencias o para buscar a los miembros de su familia, o para buscar a alguien que se hiciera cargo de sus asuntos mientras estaban  ausentes.

Al final del camino había un enorme edificio de madera, y Bapak abrió la puerta y dijo, ‘Entren’. Al acercarme a la puerta dije, ‘Bapak, aún hay muchos esperando por entrar’ pero él dijo, ‘No se preocupen’, ellos vendrán en otro viaje’, y nos hizo pasar y cerró la puerta. Me di cuenta de que íbamos a hacer latihan y entonces observé que la sala no solo contenía hombres, sino también mujeres y niños. Ya que las mujeres no hacen latihan junto a los hombres, y los niños no hacen latihan, pregunté a Bapak,  ‘¿Qué estamos haciendo?’ y él dijo, ‘Si, si…solo entrégate’.

 

Entonces entendí que esto era necesario, así que simplemente cerré mis ojos y traté de entregar todas mis preocupaciones.

 

Luego de un rato oí una bella música como de ángeles cantando y me sentí compelido a balancearme y a bailar con esta música. Entonces me sentí movido a comenzar a saltar más y más alto, y sentí como si la gravedad hubiera disminuido. Tuve que abrir mis ojos para ver si otros estaban siendo afectados y noté que hasta Bapak estaba saltando en el aire, como el resto de nosotros. Así que pregunté a Bapak, ‘Bapak… ¿qué está pasando?’ y él solo dijo, ’Si, si, solo entrégate. Así que de nuevo cerré mis ojos y traté de  abandonar  mis preocupaciones.

 

A medida que el tiempo pasó los movimientos se hicieron más lentos y el cantar más tranquilo, pero la intensidad de la vibración fue más y más fuerte. Pronto tuve que abrir mis ojos nuevamente y noté que el edificio había desaparecido y estábamos bailando y balanceándonos  en un bello prado iluminado por la luz solar, con flores, pájaros y mariposas, por lo que de nuevo pregunté a Bapak. ‘Bapak ¿qué está pasando?’ y de nuevo dijo, ‘Si, si, solo entrégate”.

 

Ya que sabía que él era un guía benevolente, cerré mis ojos nuevamente y pedí verme libre de mis preocupaciones. Esta vez los movimientos casi cesaron y la música se hizo muy débil, pero la intensidad de las vibraciones fue mucho más fuerte, y luego de un rato tuve que abrir nuevamente mis ojos. Vi que la tierra debajo nuestro había desaparecido y que estábamos suspendidos en el espacio entre las estrellas.

 

Podía sentir la presencia de quienes estaba a mi alrededor haciendo latihan, pero no podía ver nada con la excepción de Bapak, así que pregunté ‘¿Qué significa esto, qué está pasando?’  Y por supuesto él repitió. ‘Si, si, solo entrégate’. Él es el jefe, así que de nuevo obedecí.

 

En esta oportunidad el silencio fue como trueno y las vibraciones eran muy buenas pero intensas más allá de todo lo experimentado por mí. Nuevamente sentí que tenía que preguntar a Bapak qué hacer, así que abrí mis ojos y vi que esta vez no había estrellas, sino una total oscuridad. Tenía miedo y miré a Bapak. Cuando lo vi él estaba hecho de cristal, pero vivo y moviéndose.

Tuve que preguntar, ‘¿Donde estamos, como puede ser esto?’ Y al preguntar comencé a comprender que me había sido dado un gran regalo mucho más allá de lo que podía esperar o imaginar. Rompí a llorar de gratitud y pedí perdón. De nuevo Bapak dijo.  ‘Si, si, solo entrégate’.

Nuevamente intenté pero todo se desvaneció como si yo hubiera fallecido. No había nada. Luego de un rato, no tengo idea cuanto, comencé a sentir alguna conciencia de donde había estado y sentí que estaba flotando de regreso a la tierra. Entonces comencé a preguntarme por qué había participado en esta visita y me di cuenta que  había olvidado contar al rey sobre mi aldea y su pobreza. Pero antes de poder terminar me vino el pensamiento de que la respuesta estaba allí; el rey sabía más de la aldea que yo y comprendía sus necesidades totalmente. Así que me relajé y continué flotando de regreso hasta que me vi llegando a la aldea, reflexionando lo que les diría.

Antes de que pudiera siquiera terminar ese pensamiento, la respuesta estaba allí dentro de mí. Su pobreza solo duraría  mientras continuaran aferrándose a ella. El sueño continuó un poco más. Sin embargo, ese era el mensaje que yo intentaba recuperar, así que me detendré aquí.

Un tiempo más tarde estaba yo visitando la tumba de Bapak y fui invitado, junto con un bus lleno de hermanos y hermanas, a almorzar en la casa de Ibu Rahayu cerca de allí. Luego de llevar mis platos a la cocina observé que Ibu estaba sentada sola, afuera, en el medio de su patio y comprendí que estaba allí sentada para estar disponible para que cualquiera se sintiera libre y viniera a hablar con ella. Sabiendo que quizás nunca más pudiera tener esa oportunidad de nuevo, fui y me senté junto a ella. Le pregunté si podía compartir con ella la visión que acabo de describir. Ella dijo ‘Si, por favor, cuénteme’.

Y así lo hice, ella asentía con la cabeza para mostrar que estaba escuchando. Y cuando le mencioné el último mensaje ‘sobre aferrarse a la pobreza’ me miró y dijo ‘Es correcto’. Entonces ella me dio las gracias por compartir mi visión y yo le agradecí el que me escuchara y nos fuimos a continuar el día. Sentí que ella había escuchado  y comprendido realmente.

Reimpreso de CONTENTS California con agradecimientos al editor, Emmanuel Williams