MI ORIENTACIÓN… por Renee Goetz

Renee Goetz ha sido desde hace tiempo un pilar de Susila Dharma en Australia y ha jugado un rol importante en traer el ICDP a Australia…

Supongo que mi visión de hoy se ha desarrollado desde un pasado lleno de colores.

 

Aparentemente rechacé ser ayudada desde la edad de 2 años. ¡Nadie me iba a subir ni a bajar de una montaña!

 

Mi abuelo junto con un amigo de negocio, creó la primera fábrica de cemento en Suiza. Cuando hicieron las primeras pruebas en un edificio de madera con hornos muy calientes, el noble amigo bebió una fría cerveza, que fue letal. En su cama de muerte llamó a mi abuelo y le pidió que velara por su familia. Mi abuelo fue el centro de la comunidad. Durante la huelga general europea él llamó a todo el pueblo, anunciando que trabajarían y no harían huelga. Sus hijos tomarían caballo y coche y buscarían comida para todo el pueblo. Mi abuelo también picó alto en política en Berna, él está en el ‘Libro de Pioneros’. Él estuvo en el inicio de la industria de cemento de Suiza que en la actualidad está involucrada en la industria de cemento de todo el mundo. Fue ‘un hombre de honor’, aunque siempre fue humilde. Estoy muy orgullosa de él y fuimos verdaderos amigos.

 

Mi madre era de lengua francesa, mi padre de la parte alemana de Suiza. Nos criamos bilingües. En septiembre de 1938 inmigramos en un vapor alemán a Argentina. En esa travesía aprendimos la diferencia de los derechos civiles. Una familia judía estaba emigrando desde Alemania. Jugamos con sus niños. Antes de llegar a aguas españolas un bote se detuvo al lado de nuestro vapor, la familia judía fue llevada de regreso a Alemania. Sabemos que les pasó a los judíos en Alemania en ese tiempo.

 

En Argentina aprendimos español. Al inicio permanecimos con la familia cuyo padre había convencido al mío a emigrar. Los niños tenían una bicicleta, ¡una solo para seis niños! Cuando me llegó el turno me escapé, y escogí seguir la línea del tranvía para que me ayudara a regresar. Terminé en una pared, que tiene que haber sido la pared alrededor del oasis. Perdí la dirección, que siempre había sido mi debilidad. Sin saber qué hacer lloré. Un hombre vino y tiene que haberme hecho preguntas en español, ya que no entendí. El me trajo a una casa donde una familia con dos hijos estaba almorzando. Me dieron a beber agua, hablaban alemán y me pidieron escribir el nombre de la familia con la que estábamos parando. Welkerling fue difícil de escribir, ya que era alemán y mi aprendizaje había sido en francés. Sin embargo los niños iban a la misma escuela que nuestros niños anfitriones. Aún estoy convencida de que en la pared encontré a mi ángel guardián.

 

Argentina no funcionó para mi padre. Regresamos en un vapor francés. Recorrimos Paris y fuimos testigos del empaque y traslado de los vitrales de las ventanas de la Catedral debido a que la guerra era inminente. De regreso en Suiza primero permanecimos con nuestros abuelos mientras mi padre trataba de encontrar una nueva situación para nosotros.

 

Durante ese tiempo una compañía hotelera estaba tratando de adquirir el prado en el Lago de los cuatro Cantones, donde en el 1291 el pueblo suizo de los primeros tres Cantones hizo un juramento por la noche en el nombre de Dios de permanecer libres y nunca inclinarse ante poder alguno. Había que encontrar una solución para proteger esa tierra, a fin de que no pudiera ser propiedad de persona alguna. Se decidió que los escolares la comprarían con sus dineros de bolsillo, a lo cual mis hermanas y yo contribuimos orgullosamente. Siempre será de los escolares, ellos crecerán mientras otros escolares tomarán su lugar y eso nunca terminará.

 

Mis padres decidieron mudarse a la parte alemana de Suiza, ya que a mi padre quien era arquitecto y maestro constructor se le solicitó ocuparse de forma urgente del negocio de construcción en el cual había trabajado después de la primera guerra mundial. El propietario había sufrido un derrame cerebral. Era julio de 1939, la guerra se estaba acercando y Suiza iba a estar rodeada de naciones en guerra. No teníamos acceso a puertos para importar alimentos. Teníamos alimento para solo 9 meses. Había que construir instalaciones de almacenaje en las montañas. Nuestro negocio tuvo que entregar el camión, el carro, el petróleo, cobre, neumáticos, etc. al gobierno a pesar de que había ¡mucho trabajo por hacer! Los hombres tenían que ir al servicio militar, todos los parques y jardines en las ciudades comenzaron a cultivar trigo, papas, etc.

 

Mi padre era católico y mi madre protestante. En la parte francesa de suiza los domingos eran particularmente especiales, ya que toda la familia iba a la misa de la iglesia católica y después a un café para unas medialunas

y chocolate caliente. En el nuevo pueblo, los domingos se convertían en un problema debido a que la gente comenzaba a preguntar a mi madre si intentaba convertirse. Ella nunca volvió a la iglesia con nosotros. Tuve problemas religiosos ya que mi interno se reveló. En mi primera comunión sentí realmente mi lazo con Jesús. Sin embargo, por la tarde teníamos que regresar a la iglesia y ‘redeclarar’nuestra adhesión a la Iglesia Católica prometiendo ir a confesar y comulgar todos los meses. Comprendí que si lo prometía sentiría una carga en mi conciencia para toda la vida. ¡Tenía solo 9 años!

 

En el transcurso del tiempo la familia creció a 7 hijos. Mi padre comenzó a coleccionar sellos, arte, libros, y vinos franceses. La iglesia lo explotó por dinero etc. Un día tuvimos la visita de un  caballero de negocios de Londres. Era un judío ruso quien con el tiempo se convirtió en mi mentor. Antes de la guerra había vivido con su esposa e hija en Berlín. Debido a que por el 1938 el régimen de Hitler se hizo muy tenebroso decidió que tenía que mudarse. Su esposa insistió en regresar a Rusia con la hija. Boris decidió ir a Londres. Cuando nos visitó, lo llevamos a una bella montaña. Allí Boris me dio su periódico que contenía un artículo sobe el escritor ruso Pushkin. Comencé a tomar lecciones de ruso y a acariciar ese periódico. Creo que le recordaba a Boris de su amada hija a la que echaba mucho de menos. Él me dijo: ‘si puedo darte algo algo para la vida es ‘dar’. Si tienes tiempo, da tiempo, si tienes dinero, da dinero, si tienes amor, da amor. Siempre serás amado. Este regalo me ha acompañado a través de la vida. A un alto banquero suizo le escribió un poema para su cumpleaños 60. Una oración que recuerdo: ‘Persiguiendo las luces de la vida frecuentemente nos alejamos de ella’.

 

El interés de mi padre por la pintura nos llevó a sus hijos a un precioso contacto con la vida. Para mí un pintor y su esposa se convirtieron en una muy importante y brillante luz en mi vida. Cuno Amiet había sido miembro de los círculos de arte francés y alemán. Había caminado por todo Suiza para encontrar a su esposa. En un pequeño pueblo, apartado de las importantes carreteras, con muchos prados con manzanos, y una muy tranquila atmósfera, entró al bar local a almorzar. Hacía él vino una joven mujer vestida en traje nacional suizo. En ella reconoció a su futura esposa. Se establecieron fuera del pueblo donde compraron una vieja casa de campo. Allí creó las más bellas pinturas. Por esa época yo tenía 16 años. Dos veces fui invitado a pasar las vacaciones de verano con ellos. Con ellos experimenté cuan unidos estaban. Esto era lo que quería en  mi vida. Tuve que orar durante 23 años a Dios Todopoderoso para que me guiara al esposo que había escogido para mí.

 

Todas mis hermanas estudiaron con apoyo financiero de mis padres. Una hermana fue a la escuela de arte donde le fue muy bien. Pero entonces escogió música e hizo un grado tras otro, piano, órgano, grabado y enseñanza de flauta de bambú, baile etc. hasta los 35 años. Yo decidí ir por mi propio camino, ganando primero mi dinero. Terminé mis años de escuela con un curso de negocio. Mi primer empleo fue en el negocio de construcción de mi padre. Me encantaba. Hacíamos principalmente construcciones industriales. Mi padre viajaba frecuentemente y dijo que yo tenía que aprender a tener responsabilidades. Teníamos una gran cantidad de trabajadores, muchos italianos, así que aprendí italiano. Tenía una muy buena relación con nuestros obreros. Después de dos años me tomé un tiempo libre para estudiar inglés en Londres. Tenía un tío en la Corporación Bancaria Suiza de Londres. Luego de un tiempo le dije que no estaba aprendiendo nada en el curso de inglés para extranjeros al que asistía. Él tenía un cliente que estaba buscando una chica para su familia que estaba en el campo. Vi que esta era una brillante oportunidad, ya que sabía que los niños no aceptan un inglés que no sea perfecto. Luego de nueve meses regresé a Londres para estudiar negocio. Luego de unos pocos meses el profesor principal en el curso de negocio inglés me hizo una pregunta sobre impuesto a la que no pude responder. Él me regañó delante de toda la clase, diciendo que mi padre estaría pagando impuestos a la Corona Inglesa y que yo ¡no tenía respuesta para esta pregunta! Me disculpé diciendo que yo era una estudiante extranjera. Él casi no podía creerme.

 

Regresé a trabajar con mi padre. Disfruté la atmósfera constructiva. Yo estaba en todos los sitios de construcción. Mi padre era propietario de un gran huerto cerca de la estación ferroviaria. Tenía bellos árboles frutales. Originalmente fue propiedad de la Nestlé que comenzó a hervir leche en nuestro pueblo. Cuando los granjeros decidieron elevar el precio de la leche, Nestlé mudó su empresa a Vevey, en el lago de Ginebra. Sus acciones están aún registradas en mi pueblo.

 

Como el huerto no estaba bien administrado pedí a mi padre que me permitiera usarlo. Compré ovejos, aprendí a trasquilarlos, y pedí a algunos trabajadores que construyeran un establo para el invierno. El resto del año los ovejos disfrutaban halando las ramas de los árboles para disfrutar de los melocotones y peras. Este huerto dio mucho placer al vecindario.

 

Secretaria Privada

 

Luego de unos años más en el negocio con mi padre pasé a ser la secretaria privada de Stavros Niarchos el propietario griego de barcos quien estaba desarrollando la mayor flota comercial del mundo (él era cuñado de Onassis). Ya estaba en contacto con el gran mundo de los negocios, la crisis de navegación en el Canal de Suez y los informes de la bolsa de valores llegaban a medianoche desde los E.U.A. Estuve tiempo en su castillo de Paris, donde la Sra. Niarchos desempacó los muebles de María Antonieta que estaba coleccionando. ¡Durante la crisis de Suez recibíamos telexs tan largos como nuestra oficina!

 

¡Durante ese tiempo mi ciudad natal suiza decidió introducir el impuesto a la tierra! La oficina del registro de impuesto estaba abierta para consultas. La principal industria pagaba los impuestos pero lentamente. Pero su administrador financiero dirigía el departamento de finanzas y su administrador de industria era el jefe del departamento de desarrollo del gobierno. Por esa fecha solo los hombres tenían el derecho de votar. Yo estaba convencida de que los hombres dirían que este impuesto estaría bien porque castigaría a los ricos. No vieron que el sistema en el gobierno local estaba impidiendo la elección de trabajo. Se impedía a cualquier empleador importante establecer negocio allí. Al no tener voto, ocasionalmente usé un nombre localmente sonoro para hacer valer mis puntos de vista en el periódico. Eso lo hice desde mi oficina de Paris. ¡El impuesto a la tierra fracasó estrepitosamente!

 

Stavros Niarchos también tenía una villa de 30 habitaciones en St Moritz, Suiza, la zona de recreo de la gente más rica del mundo. Él había comprado esta villa, situada al pie de la montaña, al príncipe de Rumanía. Una de mis tareas era renovar esta casa. En esa casa había una gran habitación que había sido usada como bar.  Tenía una mala presencia, por lo que nadie quería usarla. Invité a un pintor suizo que había creado algunos exquisitos interiores. Convirtió la habitación en una ‘comedia del Arte’, pintada sobre un fondo gris claro. Su hermano, que era artista de cabaret pintó los marcos alrededor de las puertas y ventanas. Con cortinas de seda, especialmente diseñadas e impresas con color rosa pálido, con un patrón de cintas de guitarra y hojas cayendo, un sofá cubierto de seda color naranja y sobre el piso alfombras blancas de pastor, la habitación se había convertido en un tesoro.

 

Era un precioso otoño. A veces vamos los tres a las montañas, solo para disfrutar del paisaje, frecuentemente esperando la aparición de una muy tímida marmota. Nos sentimos tan bien y llenos de felicidad. ¡Algo muy especial para las amas de llave lo fue un cubo de arándanos recolectado por la tarde!

 

Alois el pintor, tiene su casa familiar en otro valle. Me invitó a un ocasional fin de semana allí, con él. Me explicó que su casa fue muy especial para él. Su familia tenía un número de tías solteras. Él había decidido mantener esta casa ‘limpia’. Cuando invitaba a una mujer se le hacía saber que sería respetada en memoria de sus tías. La casa estaba cerca de una pendiente, rio arriba. Sentada afuera podía oírse el fluir del agua, las campanas de las vacas que pasaban la noche afuera, pan y vino sobre la mesa en una atmósfera de paz, y libertad sin fronteras. Algo en mí me hizo recordar el poema que Boris escribió para el 60 cumpleaños del alto banquero suizo: ‘Persiguiendo las luces de la vida frecuentemente nos alejamos de ella’.

 

Dije adiós al propietario de la naviera. Él me dijo: ‘si alguna vez me necesitas sabes donde encontrarme’.

 

Me mudé a Zúrich, donde encontré un empleo de cinco días con fines de semanas libres que fue muy difícil para mí. Comencé a tomar clases de canto. Incluyendo los sábados, y lecciones de ballet una vez a la semana. Decidí convertirme en cantante de ópera. Sin embargo, un día cuando cantaba tuvimos la visita del Intendente del Teatro Colón de Buenos Aires para quien hicimos pruebas de canto. Fui la última en cantar para él. Su comentario para conmigo fue: ‘¿Que tiempo ha estado cantando esta dama?’ Ahí fue cuando aprendí que uno no siempre logra la orientación correcta de un maestro (con interés propio). ¡Me habían dicho que si no era excepcional ella no me enseñaría!

 

Pero los cinco años no se perdieron del todo. En el Ballet conocí a una joven madre que estaba en Subud. Me uní. Un día después del latihan, fuimos todos a la casa de uno de los ayudantes  donde conocimos a Varindra que estaba de visita allí. Me pidieron que le sirviera te. Él me miró y dijo: ¡Debes ir a Wolfsburg! Fui y comenzó para mí un nuevo desarrollo.

 

En Zúrich había trabajado con un banco internacional. Incluso les había presentado nuevos clientes. Con un decorado interior de máxima calidad creé dos muy elegantes salas de recepción para clientes. Aprendí mucho en esta oportunidad. Cuando dejé el banco para ir a Wolfgsburg me dieron mi papelería propia y tarjetas de negocio del banco, al igual que una flamantemente nueva máquina de escribir roja IBM para atraer a los clientes hacia ellos. Fue el tiempo en el que las charlas de Bapak venían directamente desde Bélgica a Wolfsburg para ser transcritas y luego publicadas en alemán. Había traído conmigo una grabadora (regalo de Dean Dixon, el conductor quien en esa época me había propuesto matrimonio). Usé este aparato para transcribir las charlas traducidas al inglés  y luego que se tradujeran al alemán. Sin embargo, luego de unos pocos meses recordé que la máquina de escribir me la regalaron para ser usada en los negocios. Yo tenía unos pocos clientes en Londres. Estuve quizás una semana allí. El único trabajo en ese momento en Wolfsburg, de acuerdo a los ayudantes, era el de ser la secretaria de Lienhard Bergeri. Lienhard era casi nuevo en Wolfsburg; estaba comenzando carrera allí. Su oficina estaba detrás de cristales y me senté en una oficina muy grande con mucha gente trabajando en mesas individuales. Esa fue mi purificación total, junto a toda la privación de dormir en el grupo Subud. Fue quizás mi purificación antes de mi matrimonio. Todo valió la pena pues me dieron el mejor, más bondadoso y muy creativo esposo.

 

Conocí a Ludwig en el campamento de verano de 1973 que organizó el grupo de Wolfsburg en una bella zona campestre. Ludwig y su joven colega en un año construyeron una enorme ciudad de carpas. Me preguntaron si me gustaría dirigir la cafetería. ¡Y como me gustaría! Ludwig tenía un sitio de construcción muy difícil a unos kilómetros de distancia. Él venía a la carpa solo por las noches y los fines de semana. Me di cuenta de que a veces le servía más rápido que a otros en la cola ya que pensaba que estaba cansado. Nos sentábamos sobre la hierba y cuando abríamos nuestros ojos veíamos que las vacas nos estaban observando. Una noche le dije: eres tan callado. Él dijo: ‘si, estoy pensando si deberíamos casarnos’. Para mí estaba muy claro que Ludwig era el hombre por el que había estado esperando. No tuvimos mucho tiempo para conocernos. Su joven socio se negó a hacerse cargo de su muy difícil lugar de construcción, ni aún por tres días, por lo que no pudimos irnos de luna de miel.

 

El Día de Bodas

 

Le dije a Ludwig: ‘no necesitamos una luna de miel, cuando nos casemos viajaremos cada vez que digamos: ‘nos vamos de luna de miel’ y eso fue lo que hicimos.

 

Ludwig y yo estuvimos años en Arabia Saudita, donde tuve mucha suerte de que se me diera un empleo como secretaria del embajador suizo. Ludwig tenía un gigantesco compromiso supervisando la creación de un enorme complejo olímpico de piscina. Cada fin de semana, con su colega a cargo del complejo deportivo, empacábamos en nuestros carros y nos íbamos de fin de semana (desde la hora del almuerzo del jueves hasta la tarde del viernes) a un arrecife totalmente intacto, buceo de profundidad. Ocasionalmente nos visitaban algunos amigos extranjeros para hacer la peregrinación a la Meca desde nuestra casa. Después que el proyecto estuvo terminado en Jedah, tuvimos un proyecto similar en las montañas de la Meca, Cuando nuestro compromiso en Saudí se terminó estuvimos unas cortas tres semanas antes de la Navidad en el Iraq atormentado por la guerra. Nos comprometimos a regresar para estar en la Navidad con la familia. Teníamos que regresar a Bagdad el 3 de enero. El taxi estaba en la puerta para llevarnos al aeropuerto cuando el teléfono sonó. La compañía alemana dijo que yo no iría a Bagdad con Ludwig. En solo unos pocos segundos nos separaron. ¡Dios Todopoderoso tiene tantas vías de conducir nuestras vidas!

 

Al final de enero las noticias me llegaron a casa de mi madre en Suiza; a Bapak le gustaría que Ludwig guiara la terminación de Anugraha. En Bagdad una pareja alemana Subud administraba el Hotel Meridian. Yo tenía su dirección de télex. Ludwig fue allá los fines de semana a descansar y a comer algo, porque en Bagdad la comida estaba muy escaza debido a la guerra. Si hubiéramos estado ambos en Bagdad el mensaje de Bapak no nos hubiera llegado. Al regreso de Ludwig a Suiza lo primero que necesitó fue hospitalizarse para sanar sus intestinos, ya que durante la semana en Bagdad no encontró comida.

 

En Anugraha fui la secretaria de Sharif Horthy. Cada mañana iba a Villa Rahayu para recoger el trabajo que Sharif quería que le hiciera. Entraba por la cocina. Muchas veces Bapak estaba allí con Sharif y miembros de la familia. Yo daba los buenos días y rápidamente salía ya que no quería perturbar el ambiente de Bapak. Hoy lamento no haber sido más amistosa.

 

Después de Anugraha planeamos estar unas semanas con mi mamá mientras tratábamos de encontrar un nuevo proyecto. Mi mamá, viuda, estaba muy bien y feliz, aunque ahora sola en una casa que había sido hogar de una familia grande. Ludwig, en la tercera planta, comenzó a diseñar un grupo de unidades hexagonales. Mientras yo pasaba mis días principalmente con mamá. No se nos permitía invitar amigos. ¡Ocasionalmente íbamos a tomar una cerveza a un bar! Aún estoy admirando la paciencia y aceptación de Ludwig. Después de siete meses mamá pudo morir apaciblemente. Les dije a mis hermanos que necesitaba heredar la casa ya que no teníamos una nuestra y prácticamente estábamos sin un solo centavo.

 

Renovamos el interior y convertimos la casa en una exitosa galería. ¡Incluso logramos que el ‘Sr. Aldi’ volara desde Alemania, rentara un carro en el aeropuerto, condujera hasta nuestra galería situada en un pueblo a una buena hora de camino, escogiera 4 pinturas al oleo de su pintor suizo favorito, bebiera una tasa de te con nosotros, condujera de regreso al aeropuerto, y volara de regreso a Alemania! Pudimos crear una extraordinaria atmósfera en la galería y fue muy exitosa, mientras otras galerías estaban cerrando.

 

Ludwig tenía un hermano Subud ayudante que venía una vez a la semana desde 75 km de distancia a hacer latihan con él en nuestra casa. Una tarde llegó y entrando a la casa dijo a Ludwig: ‘se siente pesado aquí’. Ludwig respondió: ‘mañana iré a Lausana’, donde hay tres hermanos ayudantes, todos de lengua francesa. Yo trabajaba en el pueblo cercano a nosotros donde Ludwig tenía que hacer cambio de trenes. Lo encontré en la estación y le dije; ‘ve tan lejos como necesites, no estoy atado a nada mientras estemos juntos’. Ludwig regresó, casi con lágrimas en los ojos dijo: ‘¡el test dijo que es Australia!’Cuando salió en la prensa que la galería estaba cerrando el administrador del banco vino todo descompuesto diciendo: ¿que pasa, se van? ¡Vinimos con un billete de una sola vía al Congreso Mundial de Sídney 1989 en Australia!

 

Finalmente nos instalamos en Redland Bay. Ludwig creó y construyó una casa consistente de unidades de forma octogonal alrededor de una piscina de forma octogonal. Teníamos una vista majestuosa. En el 2006 viajamos a la India para participar en el evento Subud de Bangalore. El regresó a casa con un terrible y doloroso ataque de herpes en toda su cara. Tuve que hospitalizarlo. Esa experiencia lo cambió. Se volvió muy tranquilo; y aún  trabajaba en renovar y ampliar el edificio del vecindario. Por las noches escuchaba su música clásica favorita. En la  Semana Santa 2007 estábamos sentados en nuestra terraza, tranquilamente mirando al mar cuando Ludwig dijo: ‘¿Acaso no somos afortunados? Dios nos ha guiado tan bien, lo hemos alcanzado todo. Él había dicho a Victor Boehm quien nos visitara después del Congreso de Bahía Byron que su casa sería su último proyecto.

 

Tres días después de Semana Santa Ludwig se cayó de una escalera muy alta en ese sitio de construcción, y falleció tranquilamente en el hospital. Antes de fallecer dos doctores habían llegado a mí en el salón de espera. Dijeron que era muy serio (realmente me estaban diciendo que no podían salvar a Ludwig). Dijeron que harían cualquier cosa que yo deseara. Dije ‘que mi esposo falleciera en mis brazos’. Pero cuando sostuve a Ludwig sentí que ya no estaba allí, simplemente estaba respirando mediante cables. Dije entonces a la joven médico que podía desconectar los cables. Después le dije: ‘seis meses más tarde habría celebrado su 70 cumpleaños’. Él tenía un hijo de un matrimonio anterior con quien yo tenía una conexión muy especial. Él vino desde Alemania ya que planeábamos sorprender a Ludwig en su cumpleaños. ¡Me pidió que considerara adoptarlo! Que bendición y gran regalo para ambos.

 

Algo después de la partida de Ludwig, Rukman Hundeide, el creador del ICPD, me invitó a tomar parte en un curso introductorio de tres días que estaba planificado para llevarse a cabo en Noruega. Conocí a Rukman cuando viví en Wolfsburg. Había venido a presentar su concepto del ICDP. Ya en ese entonces tenía la sensación de que me gustaría tomar pate en él algún día. Fui a Noruega con Alex, el hijo de Roland Blauensteiner. Él se dedica a desarrollar negocios. En esa época tuvo su primer hijo y estaba muy interesado en aprender sobre el ICDP (Programa Internacional Para el Desarrollo del Niño). Con sus habilidades de negocio él estaba muy interesado en establecer el ICDP en Australia. Ahora tenemos un equipo de entrenadores totalmente equipados, muy ocupados usando sus habilidades dentro de la institución TAFE. Como soy miembro de la Junta de Morningsde Care, pudimos instalar el ICDP como un proyecto de Morningside C.A.R.E que tiene a Sine Cera como otra rama. Eso aporta a Subud Australia un proyecto social con deducción de impuestos.

 

Hace dos años, en un fin de semana creativo en Gunebah, testamos: ® ¿Quién soy? ¡Recibí que soy una peregrina!

 

Ludwig y yo fuimos miembros fundadores de la Escuela Kalimantán. Ludwig desarrolló la Casa Subud de Brisbane, añadiendo una casa para los niños, con lo que hombres y mujeres pudieron hacer latihan simultáneo. Nosotros creamos la mesa de la Sopa Subud de los Domingos como la continuación de los proyectos de Susila Dharma en apoyo de la educación de cinco niños de la Fundación Mitra en la India.

 

Hace algún tiempo tuve algún problema con Internet en relación a fraude. Normalmente el dinero quiere venir a mí. Pero de repente simplemente vino en grandes tajadas. Tratando de encontrar lo que me quería decir estaba subiendo hacia donde tengo mi computadora cuando de repente me pregunté que había pasado a todo el trabajo de Wayang que habíamos hecho en Wolfsburg. Encontré mi colección de inmediato en mi biblioteca. Abrí mi libro en la página de la oración: ‘Dios, Déjame ser un Wayang en Tus manos’. Cambié mi dirección de correo electrónico para acordarme de ello todos los días, varias veces y con mucha frecuencia a:

 

Wayang29@gmail.com (¡1929 es mi año de nacimiento, el año del mejor vino y de la mayor crisis financiera a nivel mundial!)